jueves, 26 de febrero de 2015

Dedicatoria

Para mi abuela Amparo
por dictarme el camino de la Poesía.

* * *

Por amor al Arte, en parte.

Prólogo: Nacimiento poético




Yo nací con miedo a la oscuridad
sin llegar a comprender ciertamente
a quién se le ocurrió tal maldad.
Me desesperaba esperando al Sol naciente.
Y tras años viviendo entre atardeceres
sin comprender de esta vida la mitad,
descubrí que el mayor de los placeres
fue vivir entre las sombras del vientre de mamá.

Plan de actuación




Me pregunto:
En mi plan de actuación a veces dudo
si mis acciones acarrearán un devenir oscuro.

Y me respondo:
Algunos actos mi Yo mayor no los vería con agrado,
por suerte para mí, el futuro aún no ha llegado.

Retrato de mis días

Concibo mi poesía
como una suerte de biografía,
todas las cosas que no hice y las que haría.

A veces digo tonterías
o eso es lo que cree
aquel que dobles sentidos lee
pero no ve.

Es un retrato de mi día a día,
años, meses y semanas perdidas,
lucha por causas perdidas
mientras pasa la vida.

A veces no me salen tan bien como querría
pero no me afecta.
Ni el camino es una línea recta
ni mi vida es perfecta.

Soñaba

Soñaba cosas mientras dormían.

Un héroe dispuesto a todo
por erradicar el mal de cualquier modo,
un paisaje árido, uno bello,
con luz de Sol o de Luna y su destello.

Una carcajada
que recorría todos los valles,
las viñetas y las calles
en cascada.

Ellos dormían y yo dibujaba.

En cualquier lugar
apenas entraba luz por la ventana
ya estaba yo frente a la hoja plana
dispuesto a garabatear.

Captando el plano imposible,
poniendo el color más brillante
a mano, y el corazón latente
viviendo lo increíble.

Ellos dormían y yo dibujaba.

Libretas enteras completé.
Carpetas amontonaba
mientras los rotuladores se gastaban,
hojas enteras manché.

Porque la tinta fluía por el papel
como la sangre fluye por las venas,
ajenas a alegrías o penas
a través de bolígrafo o pincel.

Porque adoraba el raspar del grafito,
los dedos alrededor,
aprender de cada error,
seguir un baile como rito.

Ellos dormían y yo dibujaba.

Pero empecé a tener temor,
empecé a cuestionar mi trazo,
desmembré mis guiones y hechos pedazos
empecé a hacerme mayor.

Empecé a dudar de mis virtudes,
de si realmente las tenía
o solo hacía tonterías.
Cuestioné mis actitudes.

Entonces dejé de dibujar,
lo dejé todo de lado
y me hallé a mí varado
sin saber a dónde tirar.

¿Había perdido tantas horas
para no obtener nada
más que una mente atada
sin hallar ninguna mejora?

Ellos dormían… yo soñaba.

Año sabático

Las Artes acabé,
se avecinaba mi futuro pero yo me relajé,
aconteció que ante el exámen me precipité
y fallé.
Así que terminé
viviendo por la noche entre sorbos de té,
y mamá
cada mañana
me despertaba a hora temprana
de la cama
mientras yo hacía un drama.
Aunque seguí siendo simpático
en mi año sabático
relajado en el ático
documentándome y buscándome
pero no encontrándome.
Hubo algunas tardes sosas
y aprobé algunas cosas
de manera desastrosa
pero no poco decorosa.
Pasaba las mañanas al abrigo
de las risas en casa de algún amigo
a veces un tanto dolido
mas normalmente divertido.
Me busqué a mi mismo
y al primer atisbo
quién lo diría
canalicé mis cosas en poesía,
a veces tierno, a veces duro
planteando el futuro
como “El Poeta Oscuro”.
No habrá otro año igual, lo juro.

Habló el silencio

No sabía que táctica emplear
ante la matemática que se me presentaba,
que no me hacía más que dudar
sin salir de la mente que la encerraba.

Una y otra vez pensé las palabras
y el enfoque.
Cobarde yo, como rey en tablas
desde el enroque.
Oculto por la incertidumbre
de no poder prever tu movimiento
ante mi diálogo,
me limité a dejar pasar las horas
y a veces lo siento.
Fui un necio desde el primer encuentro.

Y entonces habló el silencio
(con su grito mudo).
¿Sabes? A veces imagino
lo que pudo ser, y es algo duro.

No oíste en el silencio mi llamada
y quemaste los pilares
como una llamarada
que purga todos los males,
que cicatriza las heridas
pero escuece como sales.

El silencio se convirtió en un murmullo
que se llevó el viento,
como el olor de tu cuello,
y pasaron la vida y el tiempo.